Los anticoagulantes
orales son medicamentos que hacen que la sangre tarde más tiempo en coagular, con el fin
de evitar la trombosis y/o embolia.
Estos medicamentos deben tomarse
siempre a la misma hora y procurar que no coincidan con comidas, una
buena hora para tomar estos medicamentos es entre la merienda y la
cena
El contenido en
vitamina K de su dieta puede interferir en la eficacia del
tratamiento, favoreciendo tanto un exceso como un defecto. Es
conveniente que siga las recomendaciones dietéticas que le
adjuntamos a continuación, que le ayudarán a alcanzar el nivel de
anticoagulación deseado.
La mayor parte de la
vitamina K procede de los alimentos de origen
vegetal, especialmente hortalizas de color amarillo oscuro o
verduras de hoja verde como las espinacas, el brócoli, el
repollo, la lechuga romana, las endibias, la col rizada,
la remolacha, los espárragos y algunas clases de soja
fermentada.
Estos alimentos no están prohibidos pero
deben ser controlados en la dieta. Se recomienda tomar dos raciones
de verduras y hortalizas diarias (preferentemente una de ellas
crudas).
Evite realizar
modificaciones drásticas en su dieta habitual como dietas de
adelgazamiento con pocos vegetales o aumentar bruscamente la
ingesta diaria de alimentos con alto contenido en vitamina K (Ej.
tomar brócoli diariamente en temporada). Si tiene problemas
digestivos persistentes (diarrea, vómitos) que le impidan comer
normalmente deberá alertar a su médico y realizar controles de anticoagulación
frecuentes.
Los alimentos
de origen animal no suelen contener cantidades apreciables de
vitamina K (salvo el hígado) y pueden ser tomados sin
preocupación. Algunos alimentos muy grasos pueden contener formas de
vitamina K y no son buenos para su salud cardiovascular (aumentan el
colesterol malo); por ello, disminuya el consumo de grasas
animales (como mantequilla, tocino, bollería industrial, carnes
grasas, embutidos, quesos, bacon, nata) y elija más pescado que
carne.