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viernes, 21 de octubre de 2022

DISFAGIA EN LOS MAYORES

¿QUE ES LA DISFAGIA?

La disfagia es la dificultad o la imposibilidad de tragar alimentos sólidos o líquidos. Las personas que la sufren experimentan problemas a la hora de pasar los alimentos de la boca al estómago, en cualquier parte del proceso. Es decir, la disfagia en ancianos no solo afecta a la hora de tragar sino también puede ocurrir a la hora de introducir el alimento en la boca, al masticar o en el desplazamiento de este de la garganta al estómago.

La sensación más habitual es la de sentir que el alimento se queda atascado o no desciende bien y, aunque la dificultad ocasional para tragar no suele ser motivo de preocupación, la disfagia persistente puede derivar en problemas más graves de salud.

 

 

 

¿A QUIEN AFECTA?

Aunque cualquier persona puede manifestar problemas a la hora de tragas de forma aislada, existen ciertos factores que se consideran de riesgo y aumentan la probabilidad de padecerla de forma permanente y con consecuencias más graves.

El hecho de sufrir disfagia está muy relacionado con el envejecimiento, llegando a afectar al 60% de las personas mayores que residen en un centro.

Esto se debe a que los adultos mayores tienen mayor riesgo de sufrir determinadas enfermedades o accidentes que pueden perjudicar a la correcta deglución. En patologías como el Párkinson, por ejemplo, esta condición es ampliamente prevalente llegando a afectar a entre el 52% y 82% de los pacientes.

También asociado a la edad, y a determinadas patologías, puede producirse ciertas alteraciones en las contracciones esofágicas que afecten a la ingesta.

Por otro lado, padecer ciertas enfermedades relacionadas con el sistema nervioso o neurológico como esclerosis múltiples o un accidente cerebrovascular o patologías o tumores que afecten directamente a la cavidad bucal, faringe, esófago o estómago.

 

 

¿CUALES SON LAS CAUSAS DE DISFAGIA?

A parte de las causas anteriores, existen una serie de factores relacionados con la edad que aumentan el riesgo de padecer disfagia en ancianos. Entre los motivos más frecuentes por los que podemos sufrir este trastorno en la tercera edad se encuentran:

  • Pérdida de piezas dentales.
  • Disminución de la producción de saliva.
  • Enfermedades de los músculos que intervienen en la deglución.
  • Pérdida de masa muscular y fuerza.
  • Estrechamientos en la laringe o la faringe.
  • Efectos secundarios de medicamentos que afectan a la deglución.
  • Cirugías.

En resumen, el envejecimiento es un factor de riesgo a la hora de padecer disfagia debido a la mayor presencia de afecciones en la tercera edad y al desgaste natural que sufren los músculos y órganos participantes en el proceso de deglución con el paso de los años.

No obstante, al igual que otras enfermedades frecuentes en la tercera edad, la disfagia no es un signo normal del envejecimiento.

 

SINTOMAS DE LA DISFAGIA

La disfagia puede presentarse con mayor o menor intensidad y en lo casos más leves no mostrar ninguna complicación. Los síntomas más habituales de la disfagia en ancianos son:

  • Dolor al tragar
  • Sensación de atragantamiento o imposibilidad de deglución
  • Regurgitación
  • Náuseas e incluso vómito al intentar tragar
  • Acidez estomacal
  • Disminución del apetito y/o pérdida de peso
  • Mal aliento
  • Ronquera
  • Babeo

 

DIAGNOSTICO DE DISFAGIA

Para empezar, el profesional sanitario nos pedirá una descripción de los síntomas y dificultades para tragar que presentamos, y nos realizará una exploración física. No obstante, para diagnosticar la disfagia suelen ser necesarias algunas de las siguientes pruebas:

  • Radiografía con bario para ver y evaluar la actividad muscular del esófago.
  • Estudio dinámico de deglución con bario para visualizar el tránsito de los alimentos a medida que bajan por la garganta.
  • Endoscopia, es decir, un examen visual del esófago.
  • Manometría, un examen para medir las contracciones musculares del esófago a medida que se traga.

Debido a que la disfagia comparte síntomas con otros trastornos alimenticios, su diagnóstico puede ser complicado. Por este motivo, es importante explicarle al proveedor médico con detalle los problemas que experimentamos al ingerir alimentos y líquidos.

 

 

COMPLICACIONES EN LA DISFAGIA

El diagnostico temprano de la disfagia es fundamental para evitar graves consecuencias en la salud de las personas mayores. Aunque el impacto de este trastorno puede empezar siendo leve, la dificultad para tragar puede agravarse de forma rápida y desembocar en importantes complicaciones.

Tener problemas para ingerir alimentos y líquidos o, incluso, que nos sea imposible realizar esta acción básica, conlleva un peligro para la salud, ya que puede ocasionar una desnutrición y deshidratación. Generalmente, la incapacidad de tragar se da en casos graves de disfagia esofágica, cuando los vómitos son frecuentes y no llegamos a asimilar los nutrientes.

En este sentido, consumir los suficientes alimentos y manteneros hidratados es esencial a cualquier edad, pero aún más para las personas mayores porque puede prevenir la aparición de enfermedades y ayuda a que nuestro organismo funcione de la forma correcta.

Por otra parte, si al intentar tragar, los alimentos o líquidos se van a las vías respiratorias, esto puede provocar neumonía, al introducirse en los pulmones, o atragantamiento, al bloquear de forma total la respiración.

 

 

TRATAMIENTO DE DISFAGIA

A pesar de que algunas personas con disfagia pueden recibir tratamientos invasivos, como las cirugías, los más comunes y recomendables son aquellos enfocados en paliar los síntomas.

En este sentido, el tratamiento de la disfagia en ancianos tiene como objetivo conseguir que el mayor se alimente e hidrate de manera eficaz y sin riesgo, es decir, que obtenga los líquidos y nutrientes suficientes, además de prevenir la aspiración de alimentos y líquidos hacia el sistema respiratorio.

 

 

CONSEJOS A LA HORA DE COMER

Más allá de cómo alimentar a una persona mayor con disfagia, también hay que tener en cuenta otra serie de medidas enfocadas en el día a día de las personas con dificultad para comer. Estas son:

  • Tener una postura correcta al comer, con la espalda recta y la cabeza inclinada hacia adelante ligeramente.
  • Mantenerse sentado unos minutos al terminar de comer.
  • Triturar las pastillas, aunque ante de hacerlo deberemos consultar al médico.
  • Cepillarse los dientes tras cada comida para reducir el riesgo de atragantamiento por restos de alimentos y para estimular la producción de saliva.
  • Utilizar utensilios específicos para personas mayores con disfagia que disminuyan el riesgo de atragantamiento.
  • Evitar comer en momentos en los que estamos cansados o tenemos sueño.

Llevando a cabo estos hábitos diarios podemos reducir los síntomas de la disfagia y evitar algunas de sus consecuencias más graves, como atragantamientos o vómitos.

 

lunes, 10 de octubre de 2022

AUTOMEDICACIÓN E INCUMPLIMIENTO TERAPEUTICO EN PERSONAS MAYORES

 
 
 En el tratamiento de las personas mayores, al igual que en las otras edades, o incluso más, es básico que las pautas de toma de los medicamentos se respeten, así los efectos de los fármacos van a ser más previsibles.
 
 La automedicación se define como la toma o administración de medicamentos o sustancias con intención terapéutica, sin la intervención de profesionales sanitarios. Los fármacos más implicados en la automedicación son analgésicos y antiinflamatorios, laxantes, broncodilatadores, antiácidos y ansiolíticos. En estas categorías se incluyen tanto fármacos industriales como remedios herbales o tradicionales. Los síntomas por los que con mayor frecuencia se automedican los pacientes son dolor de cabeza, dolores osteomusculares, síntomas catarrales y gripales, molestias estomacales,  estreñimiento, problemas de la piel e insomnio.
 
                                    Los riesgos de la automedicación | AL DÍA News 
 
Más del 40% de la población geriátrica se automedica de alguna manera; es decir, cerca de la mitad de los ancianos toma tratamientos que no son conocidos por sus médicos, con los claros riesgos de salud para la poblacion mayor con claros riesgos de efectos adversos, reacciones medicamentosas e interacciones.  Por esto es imprescindible que, en la valoración médica, se interrogue, además de la medicación pautada, por los tratamientos que tome (o tenga costumbre de tomar) el paciente por su cuenta.
 El origen de la automedicación suele ser, en primer lugar, la experiencia anterior, una prescripción médica previa similar para síntomas parecidos, indicación de farmacéuticos, consejo de  familiares y amigos y, finalmente la publicidad.
 
El porqué de la automedicación es complejo; entran en juego factores psicológicos, sociales e incluso económicos. Un individuo toma la decisión de tomar un medicamento sin consultar al médico por múltiples razones:
 
 
  • Dificultad de acceso a la consulta: listas de espera, falta de tiempo, dificultades para desplazarse fuera del domicilio.
  • Desconfianza en los profesionales médicos.
  • Miedo a lo que dirá el médico, a iniciar un proceso diagnóstico nuevo.
  • Miedo o prevención a efectos secundarios de fármacos nuevos.
  • Confianza en medicamentos  y tratamientos ya conocidos.    
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  •  Tener controlada, o cuando menos conocida, la automedicación que pueda hacer un paciente va a ayudar a los médicos mucho a prevenir los efectos secundarios y las interacciones. Por esto, es muy importante comunicar a los facultativos que traten a cualquier persona qué medicamentos o remedios caseros o tradicionales suelen  tomarse ante síntomas comunes, para que se puedan tener en cuenta en el régimen terapéutico general.
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  •  Otro problema de gran importancia en el tratamiento de las personas mayores es el incumplimiento terapéutico. El cumplimiento terapéutico es el grado con que los pacientes siguen las instrucciones médicas (tanto de medicación como de otro tipo). En enfermedades crónicas el cumplimiento se reduce entre el 43 y el 75% a partir de los 6 meses de tratamiento. Y en enfermedades graves, como la insuficiencia cardiaca o la diabetes mellitus,  tomar menos del 80% de las tomas empeora en gran medida el pronóstico.
    No seguir las pautas recomendadas tiene consecuencias: peor evolución de la enfermedad, aumento de la mortalidad, aumento de los costes sanitarios y de los ingresos hospitalarios por complicaciones
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  • El origen del incumplimiento es múltiple; depende de:
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  • Equipo médico tratante: accesibilidad, adecuación del tratamiento, capacidad comunicativa, entrega de material informativo, facilidad de los trámites administrativos, etc.
  • De la propia enfermedad, comorbilidad y de los propios fármacos: efectos adversos e interacciones o el miedo a presentarlos, pautas de posologías complejas, el coste del tratamiento y la complejidad de los trámites para conseguirlos.
  • El propio paciente: educación sanitaria previa, estilos de vida, apoyo familiar y del entorno, nivel cognitivo y de independencia.

Se puede mejorar la adherencia a los tratamientos con intervenciones sencillas:

 

  • Trabajar la educación sanitaria del paciente, explicando de forma adecuada las patologías y las necesidades de tratamiento, el cómo y porqué de los diferentes fármacos. Implicar al paciente en la elección del medicamento, en la medida de lo posible (si prefiere sobres a comprimidos, por ejemplo), y respetar tanto como se pueda sus preferencias.
  • Simplificación de las pautas terapéuticas:  potenciar la vía oral, procurar que los inhaladores sean todos del mismo tipo, a ser posible dosis únicas, relacionadas con actividades cotidianas  (ingestas, acostarse,…). Se deben dar las pautas por escrito de forma clara y sencilla.
  • Mayor accesibilidad a los equipos médicos, tanto en consulta como por contacto telefónico. Será interesante ver en los próximos años qué papel juegan aquí las nuevas tecnologías de la comunicación (correo electrónico, videoconferencia, etc.).
  • Mejora de la comunicación entre médicos y pacientes. Potenciar la confianza; una relación médico- paciente adecuada, con respeto y empatía es una de las mejores armas contra el incumplimiento terapéutico.   

 

  •                      Problemas frecuentes en la psicofarmacología del anciano. - IVANESALUDINCUMPLIMIENTO TERAPEUTICO/ ADHERENCIA TERAPEUTCA