Cuando nos ocupamos de personas dependientes o ancianas, solemos encargarnos de sus necesidades más básicas, como es el caso de la alimentación. Es importante planificar una dieta equilibrada que favorezca su salud, teniendo en cuenta las posibles limitaciones con las que puedan contar respecto a la masticación y la deglución.
La deglución se compone de dos fases, una voluntaria y otra involuntaria. En la primera se decide cuándo introducir el alimento, masticarlo y tragarlo. En la segunda, los nervios mandan un mensaje al cerebro para que active los músculos necesarios para que el alimento pase sin problemas desde la faringe al esófago y por último al estómago.
La disfagia no es una enfermedad en sí, sino que es un síntoma que aparece debido a otras complicaciones, como padecer Parkinson, sufrir un ictus o una parálisis que provoquen que la lengua, los músculos de la garganta y el esófago funcionen de forma deficiente.
Además de tener graves repercusiones para la salud, afecta a la calidad de vida de quien lo padece.
La dificultad para tragar puede provocar desnutrición o deshidratación en la persona porque no come o bebe lo suficiente. También pueden ocurrir que los alimentos lleguen a los pulmones provocando infecciones respiratorias graves, debido a episodios de atragantamiento.
A continuación describimos unos consejos útiles a tener en cuenta en la alimentación de una persona dependiente.
Respetar los gustos
Es importante respetar sus recomendaciones del equipo de salud cuando planificamos una dieta equilibrada. No obstante, siempre que la enfermedad nos lo permita, respetaremos los gustos del comensal priorizando sus alimentos favoritos.
Una persona que sufre disfagia no puede comer alimentos sólidos, secos, pegajosos o que desprenden líquido al masticarlos (como ocurre con determinadas frutas). Por eso hay que preparar las comidas de forma adecuada, pero sin olvidar que la dieta debe ser rica y variada.
Un gran aliado son los platos únicos muy nutritivos. Es mejor realizar varias tomas de comida al día que tratar de alimentarle en una sola vez.
Preparar el entorno
Tenemos que asegurarnos de que la persona se encuentra despierta, lo más relajada y segura posible en el momento de comer. Evitaremos toda distracción o elemento alterante como puede ser una televisión encendida o unos niños jugando en la cocina.
Con ello, trataremos de construir un entorno favorable para su apetito, informándole bien sobre lo que va a comer, respetando sus ritmos sin ninguna prisa y en postura sentada (siempre que sea posible).
Si se puede se fomentará que el dependiente coma solo, pero siempre supervisando su actividad.
Si se da de comer a una persona con dificultades para tragar hay que tener tiempo suficiente, porque tardan más en alimentarse.
Sin embargo, no se deben emplear más de 30 minutos para que la persona que está comiendo no se canse.
Recomendaciones posturales para comer
También es muy importante cuidar los hábitos de postura a la hora de comer:
- Le daremos la comida frontalmente para que no tenga que girar la cabeza, quien da de comer tiene que estar sentado a la altura o por debajo de los ojos del dependiente para evitar que se atragante al alzar la cabeza para comer.
- Le diremos que coma despacio y le ofreceremos cucharadas con poca cantidad (el tamaño ideal es el de una cuchara de postre).
- Antes de tragar, inclinaremos levemente su cabeza hacia adelante para facilitar la toma de aire.
- Si es una persona encamada se le incorporará lo máximo posible en la cama, con la espalda recta y la cabeza inclinada hacia delante.También nos podemos ayudar de almohadas o toallas enrolladas para sujetarle la cabeza de forma que no se balancee. Así la persona estará más cómoda y podrá tragar más fácilmente
“Es importante comer sentados siempre que sea posible y evitar acostarnos directamente después de la ingesta”
Dificultad de masticación y deglución
Las personas que sufren enfermedades degenerativas de las funciones motoras, como es el caso del Alzheimer o el Parkinson y/o problemas en el esófago o incluso un alto nivel de estrés pueden provocarnos dificultades en la masticación y deglución. Por eso mismo, deberemos adaptar la textura de los alimentos para facilitar éste proceso, a este tipo de dieta se le denomina dieta blanda mecánica.
Para evitar estas dificultades es recomendable preparar los alimentos en masas uniformes , suaves y que los alimentos sean de consistencia blanda y homogénea,para evitar que se esparzan por la boca. Puedes utilizar harina de trigo, puré de patata o yema de huevo para espesar los alimentos, pero ten en cuenta que estarás aumentando el valor calórico.
Otra opción, que no añade calorías, son los espesantes alimentarios.Se aconseja usar algún producto de farmacia para espesar, ya que la gelatina que se adquiere en el supermercado se convierte en líquido al contacto con la saliva.
Las cosas muy líquidas pueden provocar accesos de tos. Para evitarlo se puede combinar líquido con sólido formando una pasta homogénea. Por ejemplo, galletas mezcladas con leche.
El paciente puede beber cualquier tipo de líquido, siempre y cuando se adapte su textura utilizando espesantes, como la gelatina de agua.
Otro punto a tener en cuenta es que los sabores ácidos suelen facilitar la deglución.
Utensilios
La forma en la que colocamos los utensilios para comer en la mesa debe facilitar el uso de los mismos por parte del anciano o la persona dependiente. Colocaremos el plato directamente enfrente y el resto de cubiertos y vasos a unas distancias alcanzables.
Es relativamente fácil conseguir utensilios especialmente diseñados para personas con problemáticas relacionadas con la ingesta.
Se aconseja usar siempre una cuchara, a ser posible pequeña, porque una menor cantidad de comida es más fácil de tragar. Antes de dar la siguiente cucharada hay que comprobar que se ha ingerido la ración anterior.
Pese que el sentido común nos pueda decir que usar jeringas o pajitas puede facilitar la ingesta, NUNCA se deben emplear. Su uso conlleva un alto riesgo de que al aspirar la persona se atragante y surjan complicaciones respiratorias.
Además, usar la cuchara favorece el acto reflejo de deglutir, debido a la pequeña presión que se ejerce en la base de la lengua al introducirla en la boca.
Al finalizar la comida
Después de comer dedicaremos un tiempo a la higiene bucal y trataremos de no ir a la cama directamente, y aque eso dificultaria la digestión.En caso que sea posible realizaremos un pequeño paseo y si la persona se encuentra encamada dejaremos la cabecera elevada durante un tiempo como mínimo de 30-60 minutos.
Una vez terminada la hora de la comida es muy recomendable que el dependiente permanezca incorporado entre 30 y 60 minutos
Con estas medidas evitamos que aspire comida, que puede pasar a la vía respiratoria y atragantarse. Si la persona se acuesta inmediatamente tras comer, puede aparecer el reflujo (retroceso del alimento hacia la boca).
Estos son los principales consejos que te damos para alimentar a personas dependientes o ancianas.
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