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lunes, 2 de octubre de 2017

ESTREÑIMIENTO EN LOS MAYORES

El estreñimiento es considerado generalmente como un problema de escasa importancia, incluso algo normal. Se trata de un problema muy usual en la sociedad actual debido, sobre todo, a la falta de ejercicio físico y la dieta que seguimos. Pero al hablar del estreñimiento se debe indicar de entrada que es un síntoma, no una enfermedad. Cuando nos referimos a él, en general no damos una única definición. Muchas personas piensan erróneamente que una deposición diaria es imprescindible, llegando a preocuparse excesivamente por el número de deposiciones, por su aspecto o incluso por la consistencia.
Respecto a los mayores, la importancia del estreñimiento radica en su frecuencia, en los problemas que puede ocasionar y en cómo afecta a la calidad de vida. El estreñimiento real en este grupo de población es difícil de conocer, pues no siempre se consulta con el médico y muchos mayores se automedican, estimándose que hasta la mitad de ellos toman al menos ocasionalmente algún tipo de laxante para tratarlo.

Definición

El estreñimiento se define como la evacuación difícil o infrecuente de heces, menos de una vez cada dos días. La defecación suele ser dolorosa necesitando un esfuerzo excesivo por ser las heces demasiado duras y secas. Como referencia, indicar que los límites objetivos que suelen considerarse como normales en cuanto al número de defecaciones suele situarse entre 3 deposiciones diarias y 3 deposiciones semanales.

Factores predisponentes del estreñimiento en los mayores

Como factores predisponentes en los mayores hay que indicar que con la edad el tránsito intestinal (el paso de los alimentos por el tubo digestivo) suele ser más lento. Además se pierde la fuerza muscular necesaria en muchas deposiciones y disminuye el reflejo de la defecación, no detectándose las heces en el recto, que es la porción final del intestino grueso donde se acumulan antes de ser expulsadas, hasta que son demasiado voluminosas para su evacuación normal. Todo ello conlleva una menor frecuencia de las deposiciones, y que las heces sean más duras. Si a esto añadimos que los ancianos consumen menor cantidad de fibra que el resto de la población; la deshidratación por tomar muy poca cantidad de líquidos; la falta de actividad física y, en numerosas ocasiones, el uso continuado de laxantes y la toma de medicamentos que pueden estreñir, tenemos como resultado un estreñimiento prolongado e incluso crónico.
 El estreñimiento representa un serio problema especialmente para aquellas personas mayores que viven con alguna discapacidad. En este grupo de personas es muy probable que la causa más común sea la supresión voluntaria de la necesidad de defecar debido a que cuando se produce un reflejo gastrocólico que nos indica esta necesidad, no se puede responder a él si no se tiene ayuda próxima, por lo que las heces se acumulan de forma gradual en el recto y el colon.

Origen y consecuencias del estreñimiento en los mayores

El estreñimiento puede clasificarse principalmente por criterios de duración y de causa, siendo ocasional o crónico.

Causas

Las causas son numerosas y ya se han citado algunas. Las más frecuentes entre los mayores, además de los cambios fisiológicos ya nombrados que se producen con la edad, son:
  • La falta de actividad física y la inmovilidad
  • La alimentación inapropiada tanto en cantidad (anorexia) como en calidad, por una falta de fibra dietética
  • Beber poco agua
  • La automedicación con laxantes de forma crónica
  • El efecto secundario de algunos medicamentos como antidepresivos, hierro, antiácidos con aluminio, diuréticos, anticolinérgicos u opiáceos, como la codeína. 

Otros orígenes del estreñimiento pueden ser desde lesiones en el colon que obstruyan el paso intestinal de las heces, como tumores, alteraciones postquirúrgicas, hernias o diverticulitis, a la existencia de colitis, fisuras anales, hemorroides (tanto internas como externas) o a enfermedades como diabetes, depresion, Parkinson, demencia evolucionada o ictus.
En otras ocasiones no se encuentran causas aparentes y se denomina estreñimiento idiopático, que puede estar asociado incluso a la falta de un hábito defecatorio. También hay que pensar en cambios de vivienda o residencia, en la imposibilidad de acceder al baño por sí solo (sobre todo en mayores que viven solos o inválidos) y en alteraciones emocionales. Todas estas causas deben ser consideradas para intentar evitar graves repercusiones.

Consecuencias

Así, el estreñimiento en los mayores conlleva ciertas consecuencias que pueden ser importantes y graves, sobre todo en los mayores inmovilizados. Además de las molestias más comunes como el dolor, la flatulencia o el malestar en el abdomen e incluso dolor de cabeza y mal humor, las complicaciones más destacadas son la impactación fecal o fecaloma (acumulación de heces endurecidas en el recto), las fisuras anales producidas por el gran esfuerzo necesario y por la misma dureza de las heces, las hemorroides (que no sólo son causa sino que pueden ser producidas por el estreñimiento) y el megacolon, que consiste en la dilatación exagerada del colon, muchas veces debida al uso crónico de laxantes.
Hay que destacar aparte la incontinencia fecal, que puede ser provocada directamente por el mismo estreñimiento al acumularse las heces en el fecaloma y producirse una diarrea por rebosamiento.


Tratamiento del estreñimiento en los mayores

Sobre el tratamiento, que debe individualizarse según las características de cada persona mayor, hay que establecer un plan de acción coordinado por el médico para intentar evitar de nuevo esta situación.
En la mayoría de los casos el estreñimiento se soluciona con cambios en la alimentación y en las costumbres o hábitos higiénicos. Por ello hay que insistir en la corrección de los factores favorecedores y recomendar medidas higiénico-dietéticas adecuadas, fomentar la actividad física de los mayores y movilizar a los que se encuentren encamados, utilizando laxantes en algunos casos (siendo los más aconsejables para tomar a largo plazo los lubricantes tipo glicerina o aceites minerales y los laxantes a base de fibras inabsorbibles como el glucomanano).
Es importante aumentar la ingestión de líquidos y de fibra vegetal, tomando más frutas y verduras e incluso añadiendo salvado de trigo o consumiendo alimentos comercializados con suplementos de fibra natural, intentando alcanzar una frecuencia diaria en las deposiciones. Es muy aconsejable que los alimentos se tomen sin prisas, masticando bien y lentamente. Hay que indicar que al aumentar la cantidad de fibra en la dieta puede producirse inicialmente una sensación de incomodidad por la distensión abdominal o meteorismo.
Si los laxantes se han utilizado de forma abusiva pueden ser necesarios en los primeros días los enemas de limpieza administrados con un gran cuidado, suprimiendo desde luego los laxantes que se tomaban.
Como un consejo que se debe tomar muy en cuenta es importante “reeducar” el ritmo defecatorio, adoptando un horario regular para la defecación, por ejemplo con intentos diarios al despertarse por la mañana o después de las principales comidas, y si es posible con posiciones adecuadas para expulsar las heces con el mínimo esfuerzo. Aunque ha de ser cada uno quien elija la hora más adecuada y conveniente para intentar de forma diaria la defecación.
Con todo lo indicado, si el ritmo defecatorio era normal y la persona mayor se queja de estreñimiento de unas horas o unos pocos días, lo más aconsejable es la exploración por el médico para descartar la posibilidad de una obstrucción intestinal. Así, hay que evaluar el hábito y ritmo defecatorio junto con la aparición de episodios de estreñimiento o su continuidad a lo largo del tiempo, la alimentación y otros factores que puedan incidir sobre el estreñimiento, como la falta de movilidad física, enfermedades invalidantes o la toma de medicamentos.
Tras una exploración física completa pueden indicarse una serie de pruebas diagnósticas para descartar enfermedades importantes. Estas pruebas pueden ser desde analíticas a enemas opacos o colonoscopias y permiten ver directamente el intestino grueso. Si es posible se debe dejar de tomar los medicamentos que puedan causar estreñimiento.Se debe señalar que en general nos olvidamos de las características del cuarto de baño. Puede ser necesario adaptar el inodoro dejándolo a una altura adecuada y colocando asideros para mayor seguridad. La limpieza adecuada y el mantenimiento de la privacidad si la persona mayor no necesita ayuda son imprescindibles. Con esto se quiere resaltar que tal vez lo más importante sea poder defecar de forma confortable, no insistiendo tanto en una frecuencia específica.

Conclusiones respecto a la prevención del estreñimiento en los mayores

Es importante indicar que hay que dar al intestino la oportunidad de funcionar y, funcionar de manera correcta. La preocupación excesiva de las personas respecto a las deposiciones en cuanto a su frecuencia y consistencia les puede conducir a utilizar laxantes de forma excesiva.
Existen diferentes tipos de laxantes, cada uno con unas propiedades, unas indicaciones y unas contraindicaciones distintas, y deben utilizarse con precaución y siempre bajo control médico, pues pueden interferir en la absorción tanto de alimentos como de medicamentos, y alterar de forma grave e incluso de forma irrecuperable las estructuras nerviosas del intestino grueso, especialmente del colon. También pueden provocar graves pérdidas de proteínas con las consecuencias que esto conlleva. Existen además ciertas contraindicaciones que desaconsejan su toma, por lo que siempre es preferible tomar laxantes apoyado con un criterio médico, desaconsejándose la automedicación.

Consejos para evitar el estreñimiento

Como serie de consejos para evitar el estreñimiento es aconsejable:
  • Aumentar el consumo de agua
  • Aportar suficiente cantidad de fibra en la alimentación diaria consumiendo más frutas, verduras y legumbres o también de harinas integrales
  • Aumentar el consumo de aceite de oliva
  • Fomentar la movilidad y el ejercicio físico mediante paseos o con masajes abdominales en personas que se encuentren en la cama o inmovilizadas.
Se recomienda además intentar mantener una rutina diaria en lo que respecta a la alimentación y sobre todo a la defecación. Un ritmo defecatorio diario o “casi” diario es un hábito lento de adquirir y en el que hay que poner mucha paciencia.

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