Una buena salud podológica es un factor clave en cualquier persona de edad avanzada. Los pies nos ayudan a mantener el equilibrio y evidentemente son claves para poder caminar, y desempeñan por estas funciones un papel importantísimo en nuestra movilidad, y sin embargo, su cuidado queda relegado con frecuencia a un segundo plano y solo nos preocupamos por ellos cuando empiezan a fallar.
Además, debemos de recordar que el pie aguanta el peso del organismo de cada persona, por lo que su estructura es muy resistente y compleja. Solo en el pie tenemos 33 articulaciones, 26 huesos, 19 músculos y 107 ligamentos.
Esta complejidad anatómica, muchas veces la sobrevaloramos o mejor dicho, la ignoramos, y con el paso del tiempo y abrumados por el día a día, permitimos cierto maltrato a nuestro pie usando un calzado inadecuado, que nos termina ocasionando problemas como juanetes, callos, durezas, dedos de garra y otras patologías.
REVISIÓN PERIÓDICA DE LA PIEL DEL PIE
En el pie podemos desarrollar diversas afecciones que en algunos casos no vemos hasta que están desarrolladas o cuando comienzan los dolores. Es aconsejable que si por nuestra edad no podemos revisarnos a simple vista nuestro pie, alguien de nuestro entorno lo haga. Y sino esto no es posible, acudir con regularidad al traumatólogo, al podólogo o incluso en algunos centros, se disponen de Unidades Avanzadas de Pie y Tobillo.
Una revisión periódica de la piel de nuestro pie puede ayudarnos a detectar:
- Verrugas plantares: son alteraciones en la piel producidas por el virus del papiloma humano, y suelen presentarse como bultos pequeños en talones o dedos.
- La hiperqueratosis: son microtraumatismos causados
normalmente por un calzado incorrecto. Estos microtraumatismos pueden
ser las conocidas durezas o los callos
REVISAR LAS UÑAS DE LOS PIES
Una revisión habitual de las uñas puede ayudar a detectar los siguientes problemas:
- Uñas encarnadas: algunas veces por calzado inadecuado o por un mal corte de uñas provocamos que los picos de las uñas se claven en el rodete ungueal. Para ello hay que evitar cortar las uñas en forma de teja.
- Uñas hipertróficas: se da cuando las uñas crecen más de lo normal, originando formas que si no se cortan con asiduidad producen dolor en la persona mayor.
- Uñas con onicomicosis (hongos): Se dan principalmente en
hombres de edad adulta y tiene que ver con la humedad a la que se
exponen los pies. Esta patología es causada por hongos dermatofitos y es
contagiosa. Se previene con un secado correcto del pie y el uso de
chanclas en duchas o piscinas.
REVISAR LA FORMA DE LOS PIES
- Pie en varo: es una desviación del pie hacia dentro, que provoca una carga extra en la parte lateral derecha del pie y callosidades.
- Pies planos: se da cuando hay un hundimiento de la bóveda plantar y provoca habitualmente una desviación hacia fuera del talón.
- Pie cavo: se da cuando hay un apoyo anormal en el talón.
- Juanetes (o hallux valgus): se produce cuando el primer dedo del pie se ha desviado hacia fuera provocando dolor y que el segundo dedo se convierta en un “dedo martillo”, que incluso puede modificar su forma en este proceso.
MANTENER LA MOVILIDAD
Para mantener esa movilidad, y que sea de calidad, se recomienda:
- Realización de plantillas personalizadas para tener una mejor estabilidad en la marcha y preservar el tejido adiposo, y andar por tanto de forma correcta y que una mala salud plantar afecte a nuestro día a día.
- No llevar una vida sedentaria: al envejecer y sobre todo al jubilarnos perdemos actividad, por lo que no debemos de relajarnos pasando demasiado tiempo sentados, porque ello irá debilitando el pie.
- Disminuir el sobrepeso: una persona mayor con sobrepeso expone a sus pies a soportar demasiado peso cuando son más frágiles.
- Cuidar también las piernas: que no se hinchen, la aparición de varices o el cansancio en las mismas puede hacer que reduzcamos nuestra movilidad, lo que afectará a nuestros pies.
REPOSAR DE FORMA ADECUADA EL PIE
Al pasar más tiempo sentada, una persona mayor es más propensa a que se le hinchen pie y piernas, por lo que damos ahora una serie de consejos sobre cómo descansar el pie de forma adecuada:
- Al estar sentados, evitar cruzar las piernas. Debemos de poner una al lado de la otra de forma natural, en paralelo.
- Hay que evitar fuentes de calor directo en los pies de forma continuada.
- Mientras la persona mayor está sentada, hay que mover de vez en cuando los dedos de los pies y los tobillos.
- No está demás que en la ducha, los pies y los tobillos se mojen con agua más fría cuando estemos acabando.
- Si la persona mayor sentada muchas horas por alguna causa, los pies deben de estar en alto, colocados por ejemplo en un reposapiés.
- A la hora de dormir, no está demás colocar un cojín para situar sobre ellos los pies.
- Y por último, el más obvio: usar calzado cómodo.
0 comentarios:
Publicar un comentario