En el tratamiento de las personas mayores, al igual que en las otras
edades, o incluso más, es básico que las pautas de toma de los
medicamentos se respeten, así los efectos de los fármacos van a ser más
previsibles.
La automedicación se define como la toma o administración de
medicamentos o sustancias con intención terapéutica, sin la intervención
de profesionales sanitarios. Los fármacos más implicados en la
automedicación son analgésicos y antiinflamatorios, laxantes,
broncodilatadores, antiácidos y ansiolíticos. En estas categorías se
incluyen tanto fármacos industriales como remedios herbales o
tradicionales. Los síntomas por los que con mayor frecuencia se
automedican los pacientes son dolor de cabeza, dolores osteomusculares,
síntomas catarrales y gripales, molestias estomacales, estreñimiento,
problemas de la piel e insomnio.
Más del 40% de la población geriátrica se automedica de alguna manera; es decir, cerca de la mitad de los ancianos toma tratamientos que no son conocidos por sus médicos, con los claros riesgos de salud para la poblacion mayor con claros riesgos de efectos adversos, reacciones medicamentosas e interacciones. Por esto es imprescindible que, en la valoración médica, se interrogue, además de la medicación pautada, por los tratamientos que tome (o tenga costumbre de tomar) el paciente por su cuenta.
El origen de la automedicación suele ser, en primer lugar, la
experiencia anterior, una prescripción médica previa similar para
síntomas parecidos, indicación de farmacéuticos, consejo de familiares y
amigos y, finalmente la publicidad.
El porqué de la automedicación es complejo; entran en juego factores psicológicos, sociales e incluso económicos. Un individuo toma la decisión de tomar un medicamento sin consultar al médico por múltiples razones:
El porqué de la automedicación es complejo; entran en juego factores psicológicos, sociales e incluso económicos. Un individuo toma la decisión de tomar un medicamento sin consultar al médico por múltiples razones:
- Dificultad de acceso a la consulta: listas de espera, falta de tiempo, dificultades para desplazarse fuera del domicilio.
- Desconfianza en los profesionales médicos.
- Miedo a lo que dirá el médico, a iniciar un proceso diagnóstico nuevo.
- Miedo o prevención a efectos secundarios de fármacos nuevos.
- Confianza en medicamentos y tratamientos ya conocidos.
- Tener controlada, o cuando menos conocida, la automedicación que pueda hacer un paciente va a ayudar a los médicos mucho a prevenir los efectos secundarios y las interacciones. Por esto, es muy importante comunicar a los facultativos que traten a cualquier persona qué medicamentos o remedios caseros o tradicionales suelen tomarse ante síntomas comunes, para que se puedan tener en cuenta en el régimen terapéutico general.
- Otro problema de gran importancia en el tratamiento de las personas
mayores es el incumplimiento terapéutico. El cumplimiento terapéutico es
el grado con que los pacientes siguen las instrucciones médicas (tanto
de medicación como de otro tipo). En enfermedades crónicas el
cumplimiento se reduce entre el 43 y el 75% a partir de los 6 meses de
tratamiento. Y en enfermedades graves, como la insuficiencia cardiaca o
la diabetes mellitus, tomar menos del 80% de las tomas empeora en gran
medida el pronóstico.
No seguir las pautas recomendadas tiene consecuencias: peor evolución de la enfermedad, aumento de la mortalidad, aumento de los costes sanitarios y de los ingresos hospitalarios por complicaciones.
- El origen del incumplimiento es múltiple; depende de:
- Equipo médico tratante: accesibilidad, adecuación del tratamiento, capacidad comunicativa, entrega de material informativo, facilidad de los trámites administrativos, etc.
- De la propia enfermedad, comorbilidad y de los propios fármacos: efectos adversos e interacciones o el miedo a presentarlos, pautas de posologías complejas, el coste del tratamiento y la complejidad de los trámites para conseguirlos.
- El propio paciente: educación sanitaria previa, estilos de vida, apoyo familiar y del entorno, nivel cognitivo y de independencia.
Se puede mejorar la adherencia a los tratamientos con intervenciones sencillas:
- Trabajar la educación sanitaria del paciente, explicando de forma adecuada las patologías y las necesidades de tratamiento, el cómo y porqué de los diferentes fármacos. Implicar al paciente en la elección del medicamento, en la medida de lo posible (si prefiere sobres a comprimidos, por ejemplo), y respetar tanto como se pueda sus preferencias.
- Simplificación de las pautas terapéuticas: potenciar la vía oral, procurar que los inhaladores sean todos del mismo tipo, a ser posible dosis únicas, relacionadas con actividades cotidianas (ingestas, acostarse,…). Se deben dar las pautas por escrito de forma clara y sencilla.
- Mayor accesibilidad a los equipos médicos, tanto en consulta como por contacto telefónico. Será interesante ver en los próximos años qué papel juegan aquí las nuevas tecnologías de la comunicación (correo electrónico, videoconferencia, etc.).
- Mejora de la comunicación entre médicos y pacientes. Potenciar la confianza; una relación médico- paciente adecuada, con respeto y empatía es una de las mejores armas contra el incumplimiento terapéutico.
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