¿Qué es el cáncer de colon?
- Con la edad aumenta el riesgo de aparición de pólipos en el colon. Suele aparecer a partir de los 50 años; es poco usual que afecte a quienes no superan los 40 años.
- Personas con antecedentes personales y familiares de cáncer de colon y/o pólipos. Si un familiar cercano (abuelos, padres, hermanos…) ha padecido la enfermedad, es posible que se haya transmitido por vía genética. Igualmente, si ya se ha dado en la persona la aparición de pólipos o cáncer, se incrementa el riesgo de un nuevo tumor.
- Personas con enfermedades inflamatorias intestinales, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
- Mala alimentación, con frecuencia está asociado a dietas ricas en grasas animales (carnes rojas) y pobres en fibra.
- Inactividad física, puesto que llevar una vida sedentaria y no realizar ninguna actividad física también aumenta el riesgo.
- Consumo
de tabaco y/o alcohol; ambos facilitan el desarrollo de pólipos en la
mucosa del colon, que pueden ser los precursores del cáncer.
Por todo ello, es importante llevar un estilo de vida saludable, hacer deporte, dejar de lado los malos hábitos y seguir una dieta equilibrada.
Síntomas de cáncer de colon
Los síntomas del cáncer de colon pueden variar en función de su localización dentro del intestino grueso. En caso de que aparezca alguno de ellos, se debe acudir lo antes posible al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento necesario. Muchos de estos síntomas pueden coincidir con los de otras enfermedades menos importantes, como hemorroides, diarreas o trastornos digestivos. Estos síntomas son:
- Sangre en las heces: es uno de los síntomas más frecuentes del cáncer de colon. Puede tratarse de sangre de tono rojizo o de sangre negra, que se mezcla con las heces dando lugar a deposiciones de color negro llamadas melenas (más frecuentes cuando el tumor está en el colon ascendente). Tras cierto tiempo de sangrado, y si no se acude al médico (o bien si la pérdida de sangre es tan escasa que no se observa a simple vista, oculta entre las heces) suele aparecer una anemia que a su vez acarrea una serie de síntomas como la sensación de falta de aire, cansancio, palpitaciones, mareos…
- Cambio en las deposiciones: aparece diarrea o estreñimiento (y, con frecuencia, intercalados entre sí) en personas con ritmo intestinal previo normal.
- Cambio en las heces: más estrechas, acintadas, generalmente debidas a que el tumor está estrechando el intestino y no permite el paso normal de las heces.
- Tenesmo o sensación de defecación incompleta; suele aparecer en tumores localizados en el recto o el tramo final del colon.
- Dolor abdominal: es frecuente, aunque por lo general se trata de un dolor inespecífico. Cuando el tumor cierra parcialmente el tubo intestinal se produce un cuadro de dolor parecido al de un cólico. Cuando el cierre es completo, se acompaña de estreñimiento, vómitos y gran alteración del estado general. También es posible el dolor originado por perforación del intestino (pared debilitada por la tumoración).
- Cansancio extremo, pérdida de peso y pérdida de apetito: son síntomas generales e inespecíficos que suelen darse en muchas enfermedades, entre ellas los tumores.
Importancia del diagnóstico precoz
El cáncer de colon es uno de los pocos cánceres que se pueden diagnosticar precozmente, es decir, antes de que la persona note algún síntoma. Para ello se utilizan distintas pruebas y sólo en el caso de que la primera sea positiva, o si existen indicios claros de algún problema, se utilizan otras para confirmarlo:
- Test de sangre oculta en heces: es muy sencillo e indoloro y sirve para detectar si existe sangre en las heces. Lo realiza el propio paciente en su domicilio. si el test es positivo, es decir, que existe sangre en las deposiciones, se requieren estudios posteriores para diagnosticar su origen (hemorroides, pólipo, tumor maligno…).
- Análisis de sangre y orina: sirven para conocer el estado general del paciente y detectar complicaciones asociadas al proceso tumoral.
- Tacto rectal: el tacto rectal consiste en la exploración digital del ano y parte del recto. El médico se coloca un guante y emplea lubricante para deslizar suavemente el dedo a través del ano y explorar la zona, palpando las posibles alteraciones existentes en las paredes del recto.
- Colonoscopia: con esta prueba se consigue observar la mucosa de todo el colon y el recto a través de un tubo largo y flexible (endoscopio) que se introduce por el ano. En su extremo posee una luz y una cámara que permiten ver en un monitor de televisión cualquier alteración de la mucosa. Para realizar esta prueba, la persona debe seguir una dieta especial durante dos o tres días y antes de la prueba emplear laxantes a fin de que el colon y el recto estén limpios. En la actualidad, la colonoscopia se realiza bajo sedación. Así el paciente no siente dolor, está relajado y se evitan las molestias producidas por la distensión del tubo digestivo al introducir el endoscopio.
- Biopsia: si durante la colonoscopia el médico observa una lesión sospechosa, procederá a extraer una pequeña muestra de tejido, que deberá ser analizada para poder confirmar o descartar la existencia de un cáncer.
- Otras pruebas: si finalmente se diagnostica cáncer de colon, se deben realizar otras pruebas para saber si la enfermedad ha afectado a otros órganos o sólo afecta al tubo digestivo, como radiografía de tórax, ecografías y marcadores tumorales.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento principal suele ser la extracción quirúrgica, con la escisión de la zona afectada, que puede ser el pólipo sólo o la sección de intestino afectada. La reconstrucción variará dependiendo de la localización y pueden ser necesarios tratamientos complementarios como la radioterapia o la quimioterapia.