El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en la mujer, le siguen el de colon, pulmón, útero y ovarios. Es el cáncer más temido debido a su elevada frecuencia; la incidencia va en aumento, ya que 1 de cada 9 mujeres desarrolla un cáncer de mama a lo largo de su vida. Además, la comunidad científica todavía no sabe como prevenirlo y el tratamiento, a menudo, incluye la pérdida de un pecho.
- Edad: el riesgo aumenta con la edad. a partir de los 60 años el riesgo es más elevado y resulta muy poco frecuente por debajo de los 35 años, aunque también es posible.
- Sexo: lógicamente son las mujeres las más propensas a desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, los hombres también pueden sufrirlo, pero la probabilidad es de uno por cada cien mujeres.
- Antecedentes familiares: las posibilidades aumentan si una hermana, madre o hija ha sufrido esta enfermedad. Además, este riesgo se eleva si el familiar que ha padecido cáncer lo ha hecho antes de la menopausia o si ha afectado a los dos senos.
- Haber sufrido otro cáncer: el riesgo de cáncer de mama aumenta si se ha sufrido previamente otro cáncer, especialmente de ovario o de colon, o un carcinoma lobular o ductal in situ (dos tipos de tumor maligno que aparecen en los lóbulos o en los conductos galactóforos de los senos, o conductos mamarios). Otro posible factor de riesgo es una hiperplasia benigna, una especie de tumor no maligno, que altera el tejido del seno.
- Menopausia tardía (posterior a los 55 años).
- No haber tenido hijos o haber tenido el primer parto con más de 30 años.
- Factores medioambientales: se está investigando la posible influencia de pesticidas, campos electromagnéticos o contaminantes en agua y comida.
- Estilo de vida: algunas investigaciones han hallado un posible vínculo entre el consumo de alcohol y el desarrollo de cáncer de mama.
- Obesidad: A pesar de no tener ninguna constatación científica definitiva, muchos investigadores indican que seguir una dieta baja en grasas y rica en frutas y verduras, así como practicar ejercicio físico de forma regular pueden ayudar a prevenir la aparición del cáncer de mama.
- Estrés: Una vida activa hasta límites excesivos no es conveniente ni beneficiosa. Llevar una vida estresante es nocivo para la salud y, en consecuencia, puede favorecer la aparición de enfermedades.
- Terapia hormonal sustitutiva (THS): Ciertos investigadores indican que a partir de los 10 años con terapia hormonal sustitutiva puede aumentar el riesgo de cáncer de mama, mientras que otros destacan que no importa durante cuánto tiempo se ha tomado la THS en el pasado, puesto que el riesgo de cáncer existe entre las que siguen la THS, no entre las que la siguieron en un pasado.
Visitas periódicas al ginecólogo, mamografías periódicas y el autoexamen mamario por palpación constituyen las tres medidas más eficaces y necesarias para prevenir el cáncer de mama.
Diagnóstico

Síntomas y signos
La mayoría de las mujeres con cáncer de mama no presentan cambios físicos (signos) ni síntomas durante el diagnóstico inicial de cáncer de mama.
Los signos y los síntomas que se deben analizar con el médico se detallan a continuación. Muchas veces la causa de estos síntomas puede ser otra afección médica diferente que no sea cáncer.
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Un bulto que se palpa como un nudo firme o un engrosamiento de la mama o debajo del brazo. Es importante palpar la misma zona de la otra mama para asegurarse de que el cambio no sea parte del tejido mamario sano de esa área.
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Cualquier cambio en el tamaño o la forma de la mama.
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Secreción del pezón que se produce de forma repentina, contiene sangre o se produce solo en una mama.
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Cambios físicos, como pezón invertido hacia dentro o una llaga en la zona del pezón.
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Irritación de la piel o cambios en esta, como rugosidades, hoyuelos, escamosidad o pliegues nuevos.
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Mamas tibias, enrojecidas e hinchadas, con o sin erupción cutánea con rugosidad que se asemeja a la piel de una naranja, llamada “peau d'orange”
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Dolor en la mama; particularmente, dolor en la mama que no desaparece. El dolor generalmente no es un síntoma de cáncer de mama, pero debe comunicarse al médico.
Si está preocupado por algún cambio que experimente, incluidos los mencionados anteriormente, así como otros cambios que no lo estén, hable con su médico. Su médico le preguntará desde cuándo y con qué frecuencia ha experimentado el (los) síntoma(s), entre otras preguntas.
Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas es un aspecto importante de la atención y del tratamiento del cáncer. Generalmente, el alivio de los síntomas comienza poco después del diagnóstico y continúa durante todo el tratamiento. Asegúrese de hablar con su equipo de atención médica sobre los síntomas que experimenta, incluido cualquier síntoma nuevo o cambio en los síntomas.
Tratamiento
Existen varios tipos de tratamiento que pueden emplearse en un cáncer de mama. La terapia que se aplique depende de muchos factores, entre los que se incluye el estadio o etapa en que se encuentre el tumor, si hay o no metástasis, el tamaño del cáncer y también el tipo de células cancerosas. Con la clasificación realizada por los médicos se establecen el tamaño del tumor, los ganglios linfáticos afectados y el grado de metástasis o propagación a otros órganos, si es que hay. En el tratamiento del cáncer de mama interviene la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, con o sin hormonoterapia. Su uso solo o en combinación depende del estadiaje de la enfermedad y de las características de las células malignas. Haciendo un rápido resumen estas terapias son:
- Cirugía. El tipo de intervención quirúrgica depende de la extensión del tumor. Si el tamaño del tumor lo permite, el cirujano puede realizar una lumpectomía, que consiste en la extirpación de parte del tejido mamario. Con la mastectomía, en cambio, se extirpa la mama por completo. Ambas intervenciones pueden requerir la erradicación de los ganglios linfáticos más próximos (situados en la axila).
- Radioterapia. Es un tratamiento local, al igual que la cirugía. De hecho, en ocasiones se administra radioterapia después de una intervención quirúrgica, para eliminar las células cancerosas que no hayan sido extirpadas. La radioterapia es una elevada concentración de rayos X dirigida a un punto concreto. Al aplicar este tratamiento tras extirpar un cáncer, los médicos se aseguran de erradicar por completo el tumor.
- Quimioterapia.
Junto con la terapia hormonal, son los tratamientos más utilizados en
cáncer de mama. Los tratamientos hormonales persiguen detener la
progresión del cáncer, alterando los niveles de hormonas femeninas. En
cambio, la quimioterapia erradica las células cancerosas destruyéndolas.
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