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jueves, 27 de mayo de 2021

RECOMENDACIONES BÁSICAS PARA UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE EN LA 3ª EDAD

La correcta alimentación de las personas de la 3º edad (mayores de 65 años) es una parte fundamental de una vida saludable. El impacto de la malnutrición en este grupo de población supone, tanto si se trata de personas sanas o con patologías, un mayor riesgo de contraer enfermedades e incluso de mortalidad, la aparición de deterioro cognitivo, anemias, dificultad para controlar muchas enfermedades y una aceleración de las enfermedades degenerativas, que ya de por sí producen malnutrición.

Además, hay que tener en cuenta que el proceso de envejecimiento afecta a la función digestiva, de tal modo que se reduce la absorción intestinal de los nutrientes, pudiendo ocasionar en las personas mayores cuadros de desnutrición, aun cuando éstas requieran una menor cantidad de energía y, como consecuencia, necesiten comer menos.

No obstante, los cambios que se producen en el organismo con la edad exigen aumentar la ingesta de determinados nutrientes para mantener una alimentación equilibrada que cumpla con sus necesidades nutricionales, impuestas por las consecuencias del deterioro asociado al envejecimiento. De hecho, en las personas mayores la alimentación cumple una función preventiva importante.


Pareja mayor comiendo comida rápida — Foto de Stock

Para ello, conviene seguir algunas recomendaciones básicas relativas a la nutrición:

  • La dieta debe ser variada para asegurar que contenga todos los nutrientes necesarios.

  • Hay que reducir el consumo de grasas saturadas (carne roja ,embutidos, mantequillas, lácteos enteros y bollería) y aumentar las grasas con ácidos esenciales omega-3 y omega-6, contenidos en ciertos pescados (salmón, sardinas, etc.)

  • También hay que incrementar el consumo de grasas vegetales, preferiblemente mediante el consumo de aceite de oliva. Hay muchos alimentos envasados en cuya composición se mencionan los aceites vegetales, pero sin especificar su procedencia, ya que puede tratarse de aceites de coco, palma o palmiste, que tienen un alto contenido en grasas saturadas.

  • La leche y los derivados lácteos hay que tomarlos desnatados o, en todo caso, semidesnatados.

  • Es importante aumentar el consumo de frutas, legumbres, verduras y cereales, dado su elevado contenido en nutrientes importantes (vitaminas y minerales) y fibra, esencial para mantener la motilidad intestinal y evitar el estreñimiento.

  • Es necesario aumentar el consumo de calcio (lácteos) y vitamina D. Esta última es esencial para la correcta absorción del calcio y basta exponer la piel al sol unos 20 minutos diarios (paseos) para obtener la cantidad necesaria.

  • Se debe limitar el consumo de sal y azúcar. Hay que limitar e incluso eliminar el consumo de alimentos como las bebidas azucarados, los dulces o alimentos con alto contenido en azúcares simples. Hay que moderar el consumo de sal y alimentos salados. Es mejor utilizar especias.

  • Ingerir mucho agua a lo largo del día, preferiblemente fuera de las comidas y en pequeñas cantidades. Además de prevenir el estreñimiento, de esta manera se asegura una correcta hidratación del organismo.

  • Mejor acompañado que solo. Las personas mayores que compran alimentos y comen solas tienden a descuidar su alimentación por falta de motivación, pereza, porque no se fijan en cómo cocinan y manipulan los alimentos, etc.

  • Modera el consumo de alcohol. Puede deprimir el apetito y/o interaccionar con algunos nutrientes como las vitaminas B1, B2, B6 o C, además de con los fármacos que se estén tomando.

  • Realizar cinco comidas diarias, teniendo en cuenta que el desayuno es muy importante, pues debe asegurar el aporte energético necesario para empezar el día con un buen rendimiento físico e intelectual. Debe incluir lácteos, cereales y fruta. A media mañana debe hacerse una comida frugal, con un yogur o un zumo y una pieza de fruta o un bocadillo pequeño. La comida y la cena deben estructurarse distribuyendo en ellas los diferentes tipos de alimentos, dejando para la noche los más ligeros, pues evitará problemas a la hora e conciliar el sueño.

  • Comer despacio y masticar bien los alimentos.

  • Si se tienen problemas de masticación y/o deglución habrá que recurrir a la elaboración de purés, zumos, cremas, carne picada, y alimentos blandos en general.

  • Hacer bien la compra, evitando alimentos envasados y precocinados.

  • Cocinar los alimentos utilizando poca grasa (a la plancha) y no cociendo las verduras excesivamente, con el fin de que conserven la mayor parte de los nutrientes.



Una alimentación equilibrada y saludable debe acompañarse con la práctica diaria de ejercicio, de tal manera que la energía (calorías) ingerida se equilibre con el consumo asociado a la actividad diaria.



Deje que los alimentos sean su medicina y que la medicina sea su alimento”

 

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